lunes, 16 de mayo de 2016

La niña de rosa

Viví en una casa infernal por cuatro años, desde los once hasta casi cumplir dieciséis. 
Había algo que ocurría constantemente. Las puertas se abrían y cerraban bruscamente, se escuchaban voces y pasos. Nada se quedaba donde lo ponían. Me quedaba sola muy seguido porque mis padres trabajaban y constantemente vivía aterrada.

Una de las cosas que hacían que se me revolviera el estómago, era la niñita que aparecía en mi baño. Cada vez que pasaba por la puerta de mi baño (que era constantemente, ya que estaba frente a mi habitación), veía a esta niña con cabello rizado en un vestido rosado. Ella sólo se paraba ahí, mirando, como una fea fotografía de 1905. Comencé a mantener la puerta cerrada para poder pasar sin verla, pero ella siempre estaba ahí cuando la abría. Una vez pasé junto a ella y después no pude verla, pero podía sentir que estaba ahí. Me asustó, pero sentí lástima por ella, porque estaba atrapada ahí, justo como yo, pero probablemente para siempre.

Los años pasaban y las cosas en la casa se pusieron peores, ya que ella empezó a verse… más oscura. Comencé a sentir que ella no era una niñita. Sabía que había algo feo en la casa y sentí como si eso me presentara una imagen más agradable de lo que en verdad era. Entonces empecé a creer que me estaba volviendo loca.

Un día, cuando tenía 14 años, tenía una amiga de fuera que venía a quedarse conmigo por una semana. No le había dicho nada con respecto a la casa, porque pensé que ella nunca vendría si lo hacía. Justo después de que llegó, estábamos en mi habitación y se fue para ir al baño. Después de un minuto, regreso con una expresión de confusión en su rostro y dijo:

-"Hay una niña en tu baño"

Le dije que aparecía ahí y ella me la describió, con su cabello rizado y su vestido rosa. Después me dijo:

-"¿Sabes que no es una niña, verdad?" 

Casi vomité. Estaba aliviada y a la vez, asustada y emocionada, lista para salir corriendo de la casa gritando. Ella no usó mi baño el resto de la semana y yo comencé a usarlo lo menos posible, sin hacer enojar a mis padres (quienes no querían creerme).

Eventualmente nos mudamos de ahí y no pude estar más feliz. Me distancié mentalmente de eso tanto como pude. Entonces, cuando tenía 18, llevé a otro amigo en un viaje de regreso a esa casa para empacar algunas cosas que había dejado (mis padres no pudieron vender la casa y no lo lograron hasta después de otros 5 años).

En el minuto exacto en que llegamos a la propiedad, mi amigo se veía incómodo. Cuando pasamos por el garage, mi amigo de la nada se puso sumamente pálido. Yo sabía que algo andaba mal, pero él dijo que estaba bien, así que nos pusimos a trabajar. 
Después de un rato, él me preguntó dónde estaba el baño y lo lleve al mío. No pasaron ni 20 segundos después de que se fue, cuando regresó corriendo, tratando de tomar aire e incluso, azotando la puerta de la habitación. 
Comenzó a balbucear algo acerca de una pequeña niña rubia que no era realmente una niña. De la nada, se quedó totalmente quieto, como en shock, me miró a los ojos y muy solemnemente dijo:

-"Ella no está contenta contigo. Te fuiste, y no se suponía que lo hicieras". 

Tomamos todo lo que pudimos y lo pusimos en el auto después nos largamos de ahí a toda velocidad.

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